Micro relato I

Vino a hacer gracias, y para querer demostrar su habilidad, comenzó a hacer cabriolas con unos maderos en llamas. Como vio que no me sorprendía, con mirada inquisitiva me desafió. Aceptando, le di tres cuchillos, sabiendo que no era capaz de manejarlos. Finalmente, sus malabares terminaron enterrándolos uno a uno en su propia espalda.