¡Oid!, ¡Hijos del Puerto y Alrededores!

El tiempo de los vientos de fuego se acerca imparable y nuestros ojos, distraidos, serán devorados por arenas de oro en retirada, de cara al centro del oceano, a menos que levantemos la frente de nuestras mundanas ocupaciones y delirios escapistas, y tomemos en nuestras manos nuestro destino.

Alzad la vista! ved! , ese tornado que creeis estar viviendo es nada comparado con la tierra yerma que quedará cuando pase. Sin la adecuada templanza y la mas aguda inteligencia, solo podrán contar con sus heces como alimento, sus lagrimas como elixir vital; lo peor, su propia sangre secandose contra muros destruidos será el unico ente pseudo viviente cercano con quien compartir palabras; palabras que seran de solitaria locura y sinfonicos infiernos.

Los corazones pronto empezarán de a poco a transpirar más de lo normal y en dos semanas comenzarán a ver las gotas rojas perdidas en la piedra asfaltica. Primero algunos se preguntarán que pasa. Otros mas, cuyos años llenaron con experiencia, alimentarán los bueyes que tirarán de la carreta que lejos los llevará.
El terror se sentirá de a poco. Primero nadie sabra que pasa. Si temer o amar. Habra fiestas. Bebidas espirituosas nublaran esa visión del final que el dia anterior fue tan clara como cruel. Luces de colores ocultaran en el cielo y distraeran la vista del infierno que los empieza a devorar. Dos horas de sueño seran suficientes para trasponer todo, luego al incorporarse entre las llamas, ver que toda alma dejo de estar. Alli donde estaban y pululaban ahora hay moscas y herruidas cortinas metalicas, bajas gracias a las cadenas que no aguantaron el peso de la muerte.
Entonces un grito nunca saldra. Nadie estara allí para escucharlo y concretar el ciclo de la comunicacion; y el viento de fuego penetrara la garganta del distraido. Que será devorado luego, cuando un hambriento sobreviviente lo encuentre, y los buitres aun no hayan acabado con toda su carne.